Canto a mi Coco, mi hermosa madre Ya no sabes quién soy. A veces me da rabia. Me cuesta entenderlo. Lo acepto. He aprendido a aceptarlo. Cada día que ibas perdiendo tu memoria, me perdía contigo. Me asfixiaba tu destino, nuestro destino, nuestra historia. Primero mi padre. Ahora tú. Mi coco, mi madre… Me ha tocado entender que así, de repente, la vida puede cambiar. La vida es cambio. Todo el tiempo es cambio. Esa es mi vida. Mirarte ahora, sin que sepas quién soy, es como saber que ya no eres tú pero lo eres. Yo sé quién eres tú. Y eso cuenta. Mis hijos lo saben. Mi padre lo sabe. Tus hijas, tus nietos tu familia, Y solo nos queda cantar. Cantar sin detenernos. Cantar sin juicios. Unir la voz como dos almas que se buscan. Porque no dejas de cantar. Ahí está el bálsamo que nos calma. Y aprendo de tu risa, de tu risa siempre lista, dispuesta. Aprendo de tu mirada que no se cansa, que está lejos de la mía… Y un día seremos luz. sin tanto drama. Yo sé quién eres tú. Aunque no ...
A mis hijos María Pablo y Max que empiezan un nuevo ciclo Arriba y abajo, frio y calor, día y noche, luz y oscuridad, bueno y malo, yin y yang, femenino y masculino, parece que vivimos en un juego de azar donde todo es dual, donde tiene que ver con un volado de águila o sol, de cara o cruz. Un día escuché una historia de un tipo que manejaba muy bien la energía, y que le atribuía la historia a Jordan el increíble jugador de basquet que logró mantenerse en el aire como si flotara, para luego ejecutar una clavada de balón que dejó a todos en shock, Jordan según él, habla de que la única manera de mantenerse activo en un juego o en la vida misma, es entendiendo la energía como un ocho, donde va y viene, donde el circuito, hace que se mueva para arriba o abajo, y hay que saber moverse con esa energía, no puedes pretender estar arriba siempre porque es normal que caiga, y tampoco puedes quedarte abajo tanto tiempo porque puedes subir, y es normal que subas, esta idea me pareció genial ...