"Ama el conocimiento y piensa que muchas veces es la llave que abrirá puertas en este extraño laberinto de la vida, pero el conocimiento de ti pues" me lo dijo aquel pescador después de un silencio que dejaba oír el baile de las olas que calmaba mi mente inquieta. No dijo más, echo a reír mirando mi cara, me dio una palmada y se fue a su cabaña. En aquella época aún en la universidad, leía poesía de los llamados poetas malditos, también leía filosofía, sobre todo a Nietzsche y su Zaratustra que me hizo despertar unas ganas por describir mi propio mundo con fuerte pasión, leía todo lo que me ayudara a sacar la culpa que me había sembrado la educación católica, pero también que me acercara a calmar las preguntas existenciales empezando con él ¿quién soy? Pero el "conocimiento de ti" me abría un universo, un abismo en el que me caía sin poder salir tan fácil. A veces subido en el tren de la vida que por momentos viví con demasiada prisa, recordaba entre el cambio de ...
Paso y dejo lo mío, luego se vuelve tuyo es entonces un pozo, si bebes de él se llena si no se vacía y marcho a galope, vas y voy y vamos dejando algo que de a poco me describe pero nunca me alcanza. Somos un enigma, y nos vamos conociendo, en cada letra me describo y juego a que te mires, porque en ti me veo y a veces nos encontramos, gracias por pasar por la ruta en la que sigo danzando.