Ayer volví a ver "My name is John Lennon" y recordé cuando yo no quería ser Pedro infante, quería ser John Lennon, Bob Dylan o Arthur Rimbaud, posiblemente odiaba todo lo que se escuchaba en mi casa porque odiaba mi casa, porque ni siquiera era mi casa, era de mis abuelos, la mía la perdí al salir huyendo de papá; y al huir con mi madre y mis hermanas dejé también los cuentos de familia para siempre. La música de John con los Beatles no saciaba mi sed de rabia y enojo, pero la vida de John me daba esperanzas, sus ganas por crear su propia realidad, la manera en que transformaba el dolor en canción, en letras, me inspiraba, me hacía querer ser algo más que ese adolescente quejándose porque papá estaba fuera de control y mamá trabaja todo el día para mantenernos. La calle puede ser el hogar cuando no hay nadie en casa, los amigos y las amigas fueron mi única familia y la soledad que como una sombra llegó y nunca se fue, pasé miles de horas caminando solo, horas y horas de cha...
Paso y dejo lo mío, luego se vuelve tuyo es entonces un pozo, si bebes de él se llena si no se vacía y marcho a galope, vas y voy y vamos dejando algo que de a poco me describe pero nunca me alcanza. Somos un enigma, y nos vamos conociendo, en cada letra me describo y juego a que te mires, porque en ti me veo y a veces nos encontramos, gracias por pasar por la ruta en la que sigo danzando.