¿Dónde estabas cuando mirando la noche me quedé colgado de una estrella? Canté tu voz, la voz que se abría de a poco en un valle desierto y claro, profundo. ¿A dónde vas cuando alejado de tu fantasía entregas tu sueño a quien cuidó tus pasos? Se oye un silbido en la mañana y se expande en la noche, se pierde en el día con los gritos de la gente. Gente, autos, nací en un rio, nací a las dos de la mañana cuando cede la mente y se libera la especie pura, el artesano sin reglas, la criatura que muerde y crea. Nací cuando los cuerpos se entregan al placer y el deseo, cuando las miradas se cubren de miedo, y risa. Nací oyendo los coros de mi padre y el silencio de mi madre. Nací en el ojo de un huracán. ¿Quién me habla de lazos? estamos todos enlazados, estamos todos repletos del otro. Te veo en mil voces que me hablan, amo a una mujer que huele a todas las mujeres que he amado. Me duele dejarte y es ese dolor que me libera ¿cuántas veces te he dejado? y nazco nuevamente, ¿no es así...
Paso y dejo lo mío, luego se vuelve tuyo es entonces un pozo, si bebes de él se llena si no se vacía y marcho a galope, vas y voy y vamos dejando algo que de a poco me describe pero nunca me alcanza. Somos un enigma, y nos vamos conociendo, en cada letra me describo y juego a que te mires, porque en ti me veo y a veces nos encontramos, gracias por pasar por la ruta en la que sigo danzando.