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MIRA EL PAPEL TRES HORAS - A MI MAMÁ SE LE OLVIDA EL ALZHEIMER CANTANDO

Hoy le pedí a Coco que escribiera en un papel el nombre de mis hermanas y sus hijos, tardó tres horas en escribir y no terminó, seis palabras, sólo seis palabras tratando de describir, descifrar los nombres de sus hijos y sus nietos. Miraba el papel y volvía a preguntarme ¿así está bien? Yo veía que se enredaba en la idea, así que volví a explicarle, una y otra vez, como a un niño que pregunta  y tarda tanto en cada letra que se le olvida la idea. ¿Qué es la memoria, sino un juego de palabras, la ensalada de recuerdos?. Coco tiene problemas con la memoria inmediata. No atrapa los comentarios que se gestan en la conversación  tampoco tiene ninguna actividad, y lo peor es que no tiene ganas de hacer nada. Su casa es como una cápsula sin tiempo. Se levanta para comer y dormir. ¿quieres hacer algo? le pregunto y de inmediato, me dice que no, que ya ha hecho mucho, tampoco lo dice maldiciendo la vida, lo dice así tranquila y consciente de que quizá eso no es tan bueno. "Te gustaría viajar" ya he viajado mucho me responde veloz, "aduve por Bahamas", ¿te acuerdas? me pregunta y luego le agrega un ¿cómo se dio ese viaje? volví a contarle como llegó a sus manos un viaje con cuatro boletos para irse a un crucero por las islas del caribe, y ahí moviendo archivos, me di cuenta que la memoria está intacta, sus recuerdos siguen ahí en alguna carpeta de su mente. Sus ojos se iluminaron al acordarse como viajó en barco con sus hermanas "nada, no hacíamos nada más que mirar hacia el horizonte y contar historias" me lo dijo con una expresión de gusto y nostalgia, pero una nostalgia sin tristeza, con alegría, con una satisfacción que contagia. Coco es como una niña de seis años, como mi Maxi, que apenas aprende a ecribir. Mi madre, es ahora como una niña parada en la mitad del tiempo, sin un rumbo fijo, sin expectativas. Disfruta servirme de comer cuando tengo tiempo de estar acá con ella, disfruta tomar cafe, ella con leche, me lo recalca, "a  mi me gusta la leche" y yo aprovecho para recordarle que está gordita. Reimos, y disfrutamos un poco de estas inciertas tardes, en donde parto mi vida trabajando de manera independiente, corriendo por todos lados, buscando acomodar estas mil historias de mis padres y mis hijos y mis obras que aún están aquí tocando la puerta. No se de enfermedades, de decretos para curar males, he aprendido a mirar de frente los miedos y no correr ni negarlos. Prefiero como algunas culturas no nombrar la enfermedad de manera crónica sino entender que es una condición. Un ciego desarrolla otros sentidos le expliqué a Coco revisando que había logrado escribir algo. La noche ya estaba expandiendo sus labios y yo entendí que el mejor lugar para estar sin sexo y en soledad en este momento de mi vida, es compartiendo el viaje con mi madre. Mi coco.

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