SEDUCIR-ME

¿A quién quieres seducir cuando seduces? Logré saltar la barda del miedo para conquistar mujeres, lo hice una y otra vez desde niño, porque sólo así se logra cualquier cosa, practicando una y otra vez y en el tema de conocer mujeres nunca estás demasiado preparado. siempre hay un reto nuevo que vencer. El ideal está en mi mente, siempre es así, porque además lo que es ideal para mí, no lo es para el de enfrente. Lo que yo veo es una suma de lo que desea mis sistemas complicadísimos de memoria de recuerdos de anhelos, de deseos, que no son otra cosa que programaciones que se activan con otras programaciones que fuimos desarrollando por miles de comportamientos aprendidos adquiridos que no alcanzo a entender y que no hay manera de poder explicar a ciencia cierta, pero cuando estoy ahí, frente a una mujer y el corazón se me paraliza, lo entiendo y entiendo que nuevamente lo voy a intentar que quiero ser parte de una nueva historia. Salir a cazar es un deporte que empezamos desde muy niños, desde el día que nos dimos cuenta que las mujeres nos gustan, en mi caso, empezó a los 5 años. Cinco años y sabía perfectamente que lo único que quería era casarme con la niña que a mis ojos era la más bonita del salón, de la escuela del planeta, no tenía ojos para nadie más, bueno si había otra niña, Dulce se llamaba y a mis ojos era una niña linda pero no tanto como Olga, la niña de ojos azules y cabello rizado. Muchos años después facebook me ayudo a conocerla, y sus ojos eran verdes, y los rulos eran inventados por mi mente como los ojos azules, y como toda la emoción que sentía al verla, es que es eso, está dentro de mí, en todo este sistema que soy, invento unido a mi deseo musas como lluvia de ideas y voy enamorándome como si cambiara de calzones me decía mi madre, cuando me advertía que a la casa sólo podría meter mujeres con las cuales tuviera un compromiso y no sólo noviecitas de un día para otro, muchas veces me lo dijo mi madre. No puedes tener más de dos novias, no es justo. No lo es, pero yo desde los 8 quería tener dos o más. En aquella época mi madre y las reglas de la monogamia me hacían sentir culpable, pero el tiempo y la vida, la sociedad, me comprobaron que eso es también un don una habilidad que no tiene cualquiera. Que no se da en todos los ADNS, incluso puede ser que alguien tenga más una personalidad de ser presa que cazador. Domado a domador, y es así, es tan claro y fulminante como el color de piel o el tono de voz es una característica con la que naces, a quien podría culpar o hacer responsable de mis instintos de conquistar mujeres desde los 5 años, ¿a quién le reclamo de tener un deseo por tocar los labios de mujeres cuando aun mis dientes eran de leche? me cansé de buscar razones de justificarme, de tratar de cuadrar mis deseos a reglas con sistemas inexplicables, irracionales, de monogamia y un servicio eterno de juntos para siempre, me cansé de explicarme que debía ser así, de una manera, pero también me canse de seducir, de vaciarme de buscar afuera lo que quizá adentro necesito encontrar. Mi corazón se sigue exaltando cuando llega una mujer que despierta mi deseo, pero ahora me detengo, lo analizo domo este instinto, lo observo, ¡va es imposible domarlo! pero lo observo, observo al que observa y algo entiendo, porque quiero entender, quiero saber que hay detrás de ese instinto de cazador, quiero y estoy tratando de seducirme a mí, de ser yo el principal sujeto a conquistar, y lograr quizá detener el otro, el que se desboca por cazar bocas y cuerpos. No es tarea fácil, pero escuché una frase de un gran escritor, aprende a ganar, cualquier idiota sabe perder. Pienso así lo mismo, cualquier idiota puede seducir pero seducirme a mi, es una tarea complicada, difícil. Aprender a conquistarme, antes de volver a cazar un aliento que me acompañe a mirar el mar, antes de volver a bailar en el vals de los deseos, antes de crear una nueva historia, voy a entender las mil historias que sembré y que aún me siguen buscando y claro que me arde el deseo por salir y cazar risas frescas que abracen mi cuerpo, lo he hecho una y otra vez, y luego el silencio y el desencanto, el sufrimiento de perderte, de poseerte, ¿cuando somos de uno? y pienso que no hay tragedia más terrible en un ser humano que rendirse ante el control de alguien más, renunciar a esa autonomía y libertad que viene en nuestro sistema de vida, que nace con nuestro primer aliento. No hay porque ceder, entregarnos al servicio del otro, y sin embargo lo hacemos y contribuimos a esa larga fila de parejas, de familias que no se cuestionan siguen así, siendo parte del sistema que nos acerca a ser parte de algo pero nos aleja de nosotros mismos y nada hay escrito, ni casado ni soltero es garantía de alcanzar la libertad de alcanzar el estado pleno de la vida si es que hay un estado pleno, o un estado de mayor equilibrio, pero hay que seguir nuestro instinto, más allá de lo que dicte el código de nuestra estirpe. Seducirnos, conquistarnos, empalagarnos y luego si compartirlo, quizá de la mano de una voz y un coro danzando, pero ser parte de eso que tanto nos da fuerza, la compañía y el ritual de la tribu, de la comuna, de los amigos de los amantes. Te extraño sin conocerte, te invento sin mirarte, te deseo y llegarás como una lluvia fulminante, si previo aviso.