Que difícil es la vida cuando sientes que no pasa nada, que no avanzas, que por más que te mueves no pasa nada. Así me sentía hoy mientras nadaba y hacía un ejercicio en donde tenía que mover las piernas con todas mis fuerzas y nadaba contra una tabla que estaba mitad adentro y mitad afuera; cien metros después sentía que mis piernas estaban atadas a cadenas y por más esfuerzo que hacía no me movía, pero seguí, tragué agua un par de veces, por que descuidé la respiración, y empezó esta batalla de "qué chingados hago aquí", de ya me cansé, seguro ya no avanzo, pensamientos que me atacan cuando menos necesito que lleguen parece que el sistema positivo está formado detrás del negativo, por lo menos el mío, no se porqué pero ahora además de luchar contra esta tabla tengo que luchar contra mi mente que empieza a joder, pensé mientras sentía que nada, que no avanzaba, de repente sentí la mirada de flor la entrenadora, entonces se sumó una voz más ¿por que trato de interpretar los pensamiento de los que miran? ahora tengo que luchar contra la tabla, mis piernas que están cansadas, contra mi mente que me ataca, eso hace que la orilla cada vez se vea más lejos que todo se ponga más difícil me den ganas de pararme, de detenerme, de simplemente no seguir.
En medio de esa batalla de pensamientos y pataleadas seguí, y recordé que así me he sentido una y otra vez, que por más pataleadas que doy parece que no me muevo, que nada pasa, que todo está estancado, me empieza a dar coraje, rabia contra lo que creo es injusto en mi vida. El agua entró a mis oidos y llegó un silencio afuera, que ponía a un más claro la sinfonía de pensamientos que llevaba adentro. Metí la cabeza y respiré, jalé nuevamente agua, llegó nuevamente la voz que se defiende sin pelear, la luz de razón que siempre llega, y no me abandona, me alumbra. Dejé que me invadiera el silencio y seguí. Recordé las palabras de un gran hombre, "trata de impedir que crezcan tus uñas", Todo pasa, todo se mueve, aunque no lo veamos, aunque no lo entendamos. Si estamos vivos, hay un sistema en nuestro interior que se expande, como el universo que sigue en crecimiento.
Seguí, empujé aún más las piernas, moví mi cuerpo un poco más y sentí que se movía poco a poco, que la orilla cada vez estaba más cerca, mis piernas duras empezaron a entrar a un ritmo y claro no estaba en medio del mar tratando de salvarme como ya una vez me pasó, no estaba tratando de escaparme de tiburones, estaba ahí entrenando, probando la natación como deporte. LLegué al final, sentí las pulsaciones en todo mi cuerpo, todo en mi estaba acelerado y al mismo tiempo, en paz. Sentí entonces ese placer que da el lograr algo, llegar a una meta, la que sea, había nadado, sólo dos kilométros, pero sentía que había atrevezado el océano. Ahí a la orilla de la alberca, recuperándome, entendí el peso que me ha provocado esta realidad. Pega fuerte la vida, cuando menos me lo imagino, llega y vuelve a pegar mucho más fuerte, y sin embargo los pensamientos, pueden ser aún más terribles y hacer que todo se ponga peor. Vivo, estoy vivo y todo pasa.
En medio de esa batalla de pensamientos y pataleadas seguí, y recordé que así me he sentido una y otra vez, que por más pataleadas que doy parece que no me muevo, que nada pasa, que todo está estancado, me empieza a dar coraje, rabia contra lo que creo es injusto en mi vida. El agua entró a mis oidos y llegó un silencio afuera, que ponía a un más claro la sinfonía de pensamientos que llevaba adentro. Metí la cabeza y respiré, jalé nuevamente agua, llegó nuevamente la voz que se defiende sin pelear, la luz de razón que siempre llega, y no me abandona, me alumbra. Dejé que me invadiera el silencio y seguí. Recordé las palabras de un gran hombre, "trata de impedir que crezcan tus uñas", Todo pasa, todo se mueve, aunque no lo veamos, aunque no lo entendamos. Si estamos vivos, hay un sistema en nuestro interior que se expande, como el universo que sigue en crecimiento.
Seguí, empujé aún más las piernas, moví mi cuerpo un poco más y sentí que se movía poco a poco, que la orilla cada vez estaba más cerca, mis piernas duras empezaron a entrar a un ritmo y claro no estaba en medio del mar tratando de salvarme como ya una vez me pasó, no estaba tratando de escaparme de tiburones, estaba ahí entrenando, probando la natación como deporte. LLegué al final, sentí las pulsaciones en todo mi cuerpo, todo en mi estaba acelerado y al mismo tiempo, en paz. Sentí entonces ese placer que da el lograr algo, llegar a una meta, la que sea, había nadado, sólo dos kilométros, pero sentía que había atrevezado el océano. Ahí a la orilla de la alberca, recuperándome, entendí el peso que me ha provocado esta realidad. Pega fuerte la vida, cuando menos me lo imagino, llega y vuelve a pegar mucho más fuerte, y sin embargo los pensamientos, pueden ser aún más terribles y hacer que todo se ponga peor. Vivo, estoy vivo y todo pasa.
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