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SOY UNA TONTA TODO SE ME OLVIDA

Hoy fui a dejar a Coco con sus hermanas, tres de sus nueve hermanos que decidieron irse con ella de vacaciones y festejar sus setenta años. En el camino, la miré muy seria. "soy una tonta hijo" me lo dijo un poco molesta. "todo se me olvida y mis hermanas se desesperan" me repitió ya con lágrimas en los ojos, "¿qué voy a hacer hijo?" me quedé callado, sentí sus lágrimas por un momento y su impotencia y sentí  una terrible frutración de no poder ayudarla. Se abrió un fuerte silencio en medio de los dos que ayudó a que se calmara un poco. "Tienes que seguir Coco" fue lo único que se me ocurrió, "sigues viva, y hay que seguir." Después de eso me preguntó nuevamente ¿a dónde vamos? y su mirada ya estaba en otro lugar, en otro espacio en otro plano, cuando llegó con una de sus hermanas, no dejaba de abrazarla una y otra vez, como una niña que no oculta la emoción que le provoca el viaje. Antes de irse me volvió a preguntar ¿a dónde voy hijo?.
Al regresar a casa sentí un paz que hace rato no sentía, una paz que me provoca este hermoso silencio. Escucho el canto del viento como acacaricia las paredes, miro como danzan miles de partículas en este sol que aún se filtra por la tarde y en medio de este monumental silencio, recuerdo como hace unos años me veía al espejo y estaba solo. Aprendí a estarlo unas de las asignaturas más difíciles en este viaje de vida que he vivido pero ahora puedo escribirlo y decirlo aprendí a simplemenente estar conmigo y disfrutarlo. Así que ahora después de sentir como la tarde le abría la puerta a la noche, me sentí afortunado, el más, por tener el privilegio de cuidar a mi madre, de estar cerca de ella. Cuántas veces, cuántos años estuve lejos de casa y aún cuando regresaba mi mente estaba en otro lado, no sabía donde, es un juego extraño la mente cuando está en desequilibrio, es un estado donde no vives, ves pasar la vida, y después cuando miras las fotos no puedes creer que hayas estado ahí. Algún tiempo cuando estaba lejos, en otro país, pensé en que no regresaría jamás y estaba dispuesto a que la familia fuera sólo una fotogrfía mas en mi album, pero cuando el placer que da la compañía se extinguía como la noches, despertaba sintiéndome incompleto, podía si vivir la vida, sembrando nuevas familias porque ¿qué otra cosa es la amistad sino otra gran familia? una diferente, que está para ciertos momentos, pero hay otra la que otorgan los padres que no vas a suplir con nada, ah volví a sentirme muy afortunado. ¿cuános amigos han perdido ya a sus padres? hace poco platicaba con un amigo que soltero y sin hijos a sus 46 años viajó con sus padres un par de días de vacaciones. ¿te gusta la familia le pregunté? claro, me dijo riendo, y mostrando de manera cautelosa
su gusto, ¿y qué vas a hacer cuando mueran si no tienes hijos? ¿con quién vas a viajar en familia si ya no tendrás a tus padres? Su mirada se perdió en el horizonte, -no lo había pensado- me respondío y se que no lo pensamos, nos resistimos a creer que algún día perderemos a nuestros padres,  y de esa manera para los que no tienen hijos a su familia. La vida pasa mientras seguimos preocupados por todos los pendientes en los que nos hemos involucrados, pero al final de la semana cuando has acabado con todos los pendientes  hay algo que pide nuestra alma, nuestro ser busca un abrazo, una caricia y somos muy afortunados los que podemos recibirla de nuestros padres. Ahora estoy completo, estoy en paz con esa parte de mi vida, estoy en paz con mis padres. Es triste e injusto lo que le pasa a mi madre, es algo que no puede detenerse, se abren cada vez más los espacios en los que su mente se olvida de las cosas y amanece a veces triste y muchas otras enojada, luego empieza a cantar y todo pasa se pierde entre las canciones y notas que alarga y adorna y ahí vuelve a reir, hasta que al no encontrar algo que seguro olvidó en otra parte, provoca la sospecha de quien está a su lado que casi siempre es mi padre, y dispara contra él. Acompañar y servir me decía un gran amigo jesuita después de contarme como estuvo tres meseses en las islas marías infiltrado como reo para poder acompañar a los reclusos. Acompañar y servir a quienes nos dieron la vida y la oportunidad de danzar en este gran carnaval. A veces me desespero no estaba listo para ser padre de tres hijos y dos padres, pero ahora en este silencio ya no me imagino mi vida sin este caranaval donde me metí en medio de risas niños y mis dos viejitos que se rien y luego se quejan, se pelean, cantan. Ahora muchos años después puedo estar absolutamente feliz de vivir en familia, una extraña muy extraña familia pero ¿qué familia es normal?

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