"Me duele la cadera, no lo soporto hijo", me dijo Coco cuando aún se escuchaba el canto de la luna que a media noche expandía su luz. Me duele mucho, y ya esa segunda afirmación me la dijo con lágrimas y desesperación como un niño que no mira a otro lugar y que el dolor se traga su razón y toda su atención. Aquí mira, aquí me duele, coco me señalaba su cadera y un poco más abajo, entonces empecé a tocar su cuerpo, y lo hice como cuando toco el de mis hijos. Pude sentir en ese momento como estaba contracturada su pierna justo hasta la rodilla, su llanto me empezó a presionar, pero sabía que era muscular y que con relajante y un masaje en toda la pierna y hasta la cadera podría ayudarla un poco. Le di la pastilla, y luego un masaje. Miré sin remedio sus nalgas y le di un masaje, y entendí que esto de cuidar no es broma, que el servicio es completo que el cuidado de los padres es exactamente igual al cuidado que ellos tuvieron con nosotros y puede ser una tontería pero es la pri...
Paso y dejo lo mío, luego se vuelve tuyo es entonces un pozo, si bebes de él se llena si no se vacía y marcho a galope, vas y voy y vamos dejando algo que de a poco me describe pero nunca me alcanza. Somos un enigma, y nos vamos conociendo, en cada letra me describo y juego a que te mires, porque en ti me veo y a veces nos encontramos, gracias por pasar por la ruta en la que sigo danzando.