Tengo hambre, no se me acaba esta voraz sed de beberme todo, la curiosidad que se encendió cuando la luz de mi hogar se apagó, se abrió el océano de preguntas y salí a buscar el alimento que saciara ese vacío que por momentos me desquiciaba, hambre por oír el canto de la paz, hambre por mirar y saciar todos mis deseos, hambre de tener y ser, hambre por entender, y me entregué a la búsqueda de la razón, la primer puerta que abrí fue la del miedo, entré al miedo más terrible que me paralizaba que no me dejaba actuar que me sumía en un personaje extraño, raro, que se escondía para actuar, que se escondía para llorar para besar, que se escondía en la noche, que guardaba el brillo para perderse entre las sombras que se arrastran en el mundo, ah bendito miedo que me acorraló en la sala de la ansiedad, que me hizo mirar mi lado más oscuro, y aprender la lección de la muerte; bendita noche que me arrastró a oir mis miedos más terribles y caí, me entregué a la mirada repleta de furia, de dolor, aún ahí en ese lugar en ese rincón sentía el hambre por dejar la risa tuerta, los días sin destino el goteo de la llave que anhela un abrazo, ahí en el parque de la última esperanza, se abrió aún más fuerte mi hambre y entonces surgió un grito que no cesa, un estallido de luz que cegó mi miedo más agudo, quebró la vergüenza y el que dirán y salí desnudo a mitad de la noche, un elefante dorado me mostró su inmensa sabiduría, cantamos toda la noche hasta alinear mi alma, mi mente, mi espíritu, vi las mil vidas que había vivido, sentí el calor del sol y se encendió mi razón, volví a sentir la paz y el amor y así de repente me dejó a mitad de la noche en medio de cantos y pócimas de las abuelas, regresé a ser yo. Ahora mi hambre ya no es para saciar mi alma, mi hambre es por saciar a otros, por ayudar, por entregar lo que me fue dado, lo que he recibido durante tantos años. Ahora mi hambre sólo se sacia cuando escucho reir a quien antes ardía entre el coraje y la desesperación, que si tu estás bien yo estoy bien, que si tu vas, bien yo voy detrás de ti. Nada se nos perdió todo está en ti, no te confundas más. Ya estás en paz, ya eres todo lo que quieres ser, sólo abre los brazos y disfruta el paraíso, y sacia esa hambre compartiendo el pan de sabiduría y amor que te fue dado.
Déjate guiar, déjate guiar por quien te dio la vida.
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