Si pasas un tiempo, pero un buen tiempo dentro de una jaula, encerrado como un animal salvaje, en donde la comida te la pasan en una platito que dejan en el suelo y te bañan con una manguera, tu cerebro empezará a confundirse, la batalla iniciará en tu mente, y poco a poco la esperanza de salir se irá apagando como una vela, los días se volverán eternos, cada minuto empezará a contar en contra de estar en paz, de tener una mente libre, un día es mucho tiempo para vivir en un estado así, ahora imagínate cuarenta días, un año. son heridas imborrables que al salir dejaran huellas profundas
Al salir tu cerebro empezará a confundirse y muy probablemente, despertarás a media noche pensando que estás ahí, que sigues en la jaula. Cuando te bañes y sientas el agua en tu cuerpo recordarás como te lanzaban agua con una manguera a altísima presión y te lastimaban. El cerebro tardará en poder sentir el placer del agua porque, tu mente se escapará por momentos y seguramente sentirá un estado de paranoia de que pronto regresarás a ese estado de cautiverio, nunca volverás a ser el mismo tu historia cambiará por completo, y sino haces algo al respecto seguirás ahí en ese estado por mucho tiempo. Sea lo que sea tienes que salir, te tienes que mover de ahí.
He pasado a lo largo de mi vida viendo como mi padre lucha contra una mente dividida que le hace trampas, hasta los 11 años crecí sabiendo que la vida es una jungla terrible que el gobierno es una mierda que en la calle te asaltan si o si y tienes que defenderte, tienes que luchar que Beethoven es la mejor música junto con Miguel Rios que el cuarto mandamiento es honrarás a tu padre y a tu madre y si no lo haces te condenas. Crecí alejado de fiestas de amigos porque mi madre decía no conocer a las mamás y sólo me dejaba ir a casa de un par de ellos y uno de ellos por cierto, era un golpeador enredado en una familia donde los juegos sexuales eran como jugar basta y turista en mi casa es decir algo normal, a los 15 años que mi madre me corrió de la casa sabía demasiadas cosas de los adultos que yo honestamente me sentía un viejo y cansado hombre, y estaba listo para reproducir los traumas de la burbuja, así que lo único que hice fue reproducir durante treinta años de mi vida todo eso que viví de niño y lo logré, logré tener en mi todos lo miedos que no quería experimentar, todo lo malo que detestaba poco a poco se fue convirtiendo en mi vida y regresé a la jaula a ese estado donde me sentía que no podía hacer nada para defenderme a ese estado de víctima que por mucho tiempo mi cerebro creyó era lo único que existía.
Este texto como mi obra y cada una de las acciones que hago están dedicadas a las personas que han luchado o están luchando con estados emocionales incontrolables, contra shocks de violencia que los dejan fuera de si, a todas esas personas que están ahí escondidos en disfraces que se fueron comprando en la ruta de la vida, les dedico mi obra y les aseguro que los infiernos tienen puertas de salida por más atrapado que te sientas por más perdido que te haga sentir la vida, hay un lugar dentro de ti que puede ayudarte a salir, pero tiene que aferrarte a creer que puedes salir tienes que entregarte con todo tu ser al trabajo interno, no lo postergues, no dejes pasar la vida, no se van a ir las heridas, ahí se quedarán esas cicatrices pero si se puede reprogramar tu asombro, tu creatividad, tu amor, se puede romper el patrón negativo y usarlo a tu favor. La violencia que viví sigue en mi y la siento, tengo en mi sangre locura y arte, ciencia y filosofía y todo puede ser usado para navegar con fuerza en este mundo. Ahora me detengo en las palabras que detonan mis miedos más profundos y las miro, dejo que pasen como un trago que arde y cuando siento como han salido, entonces sigo porque todo sigue, sigo porque todo avanza, sigo por que todo pasa, sigo porque aunque sea por curiosidad hay que seguir y asomarse que la vida está ahí esperando a que le des la mano para bailar.
Mira esto que siempre será la obra que cambió mi vida. y si necesitas una oreja o un abrazo escríbeme, pero no te quedes ahí, escondido debajo del sillón.
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