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LO BUENO DEL ALZHEIMER

Que más puede pasar hoy, lo pensé cuando vi el mensaje de mi hermana que se quedaría un par de días más con sus hijos y los planes de que yo vaya a Pachuca se atrasan, me molesté claro, porque ya habíamos quedado y en mi cabeza si me dicen martes llego el martes, me gusta cumplir con las fechas las metas, los pactos, las promesas, me aferro a ello, pero cuando de repente me la cambian en ese momento siento como se abre en mi un enojo, una terrible frustración, porque ya tenía todo organizado, ya estaba listo para ir y seguir haciendo algo por ver a mis hijos, de los que llevo ya muchos días sin poder ver, pero ahí en ese pensar en esa mezcla entre frustración y enojo, me detuve, fue justo cuando se cayó la tapa de un plumón con el que jugaba unos minutos antes, y al buscarla pude ver las cosas más claramente, sólo en ese instante mientras buscaba el tapón que nunca encontré, hallé la respuesta, y pude entender todo más claramente, mi hermana que llevaba por lo menos nueve meses sin ver a sus hijos quería alargar el tiempo con ellos, y yo que llevo por lo menos tres meses sin estar con mis hijos, quería correr a seguir luchando por verlos,  pero a como estaban las cosas, dos o tres días más a ella le daría muchísima calma y a mí, dos o tres día más no me iban a hacer nada. Claro, acepté y ella se sorprendió, porque casi siempre me enojo, no sabía reaccionar de otra manera tengo poco tiempo de pensar un poco más las cosas, de soltar esas emociones de coraje y enojo que antes se me pegaban como polillas hambrientas por toda mi mente. 

Le llamé a mi abogado para explicarle que no iría a Pachuca, y charlamos de como seguir ahí en la lucha, en una ilógica lucha por ver a mis hijos, para ejercer el derecho que todo padre tiene y más aún que todo niño tiene, que es estar con su padre, sea lo que sea y como sea, un rato, un tiempo  y sea cual sea el problema, ellos y yo tenemos derecho a estar juntos.  Es insoportable estar lejos de ellos, los extraño, además somos muy unidos no soy un padre que se duerme o que está ahí como el gerente del hotel viendo que está bien o mal; No, soy un niño con ellos y armo rutinas, jugamos futbol mucho tiempo, hasta que no puedo más, luego corremos, vamos a los columpios, compramos helados y ya en casa procuro jugar algún juego de mesa, ver películas juntos, claro también respeto tiempos libres que cada uno esté en su mundo por algún rato, pero cuando estamos juntos lo pasamos muy bien, pero hoy es el día que no puedo verlos, y hoy como la suma de muchos días me siento un poco sólo, ¿cómo es posible que algunos padres o madres sean capaces de usar a los hijos para pelearse? Es terrible, sin duda, ilógico, pero lo es, y ahora que soy uno en esta estadística me doy cuenta que es de lo más común, que a mi al rededor hay por lo memos dos o tres personas, en la misma situación. Ya encontraremos la forma me dice el Abogado ese hombre con una gran personalidad, me lo dice sabiendo que sólo la paciencia y un poco de astucia nos puede ayudar. 

¿Qué día de la semana es hoy? me vuelve a preguntar Coco y yo vuelvo a decirle que es miércoles. ¿Ya no va a regresar a Cris verdad? si claro que regresa o voy por ella- le respondo y reímos- Qué voy a hacer hoy, me pregunta entonces pongo en la mesa una esferas que está decorando con semillas. -Ah claro mi trabajo- me dice un tanto resignada, cada semilla que pega la disfruta lo hace lento, con cuidado, la miro y recuerdo a aquella hermosa mujer que veía de niño y que me sorprendía como todo lo hacía con calma y como si lo disfrutara muchísimo, ahora estaba ahí tarareando un bolero y pegando semillas. Regresé a editar y a atender a mis clientes que ahora como la mayoría lo hacemos desde la casa, lo privado se volvió público pero desde un monitor, ahora somos como antenas que lanzamos desde donde sea nuestro conocimiento y nuestras estrategias. Todos hemos convertido nuestras casas en búnkers de estrategia para atacar a distancia. Lo bueno de este día es que me llaman para seguir trabajando, y esto en tiempos de pandemia es algo que agradezco, puedo estar ocupado, servir a los demás y estar conectado con el mundo además mi trabajo se ha centrado en darle voz a las personas, en ayudar a que su imagen se expanda y lo hago contando sus historias, hablando de lo bien que lo hacen, a mi eso es lo que me gusta hacer, contar historias, sea como sea con cámara o con pluma incluso con pincel o guitarra esta última es la más difícil. Soy muy afortunado por hacer lo que me gusta y que me paguen por ello, lo pienso un momento mientras veo como mi madre está parada en la puerta ¿qué día es hoy de la semana? me vuelve a decir, y mi padre que ha llegado unos minutos antes se lo dice en inglés, un inglés hablado como español, leído en castellano que suena extraño pero se entiende, mi padre que ha vencido como el quijote más gigantes que cualquier persona, está ahí para ella, y recibe todo lo bueno y lo malo de Coco mi madre. Va y viene como una sombra por toda la ciudad, entra en pulquerías de mala muerte, se agarra algún buen hombre para contarle alguna historia y regresa a comer. Váyanse a caminar les digo y mi madre, acepta de inmediato, empieza a ladrar Rita su perrita, una perrita que ladra como ese silbido que usa el vendedor de camotes que te deshace el oido, ¡cállate rita! le grito como siempre, es increíble como está al pendiente de todo esta diminuta perra, sobre todo de mi mamá, que ahora como si fuera su alma, anda pegadita a lado de ella todo el tiempo, camina a su lado, duerme a lado de su cama y cuando mi madre tiene que ir a algún lugar, se deprime, se mete al cuarte de Coco y no se mueve. Rita se ha vuelto el ángel de la guarda de mi madre, y mi madre que nunca fue afecta a los perros, hoy entiende que sólo una perrita pueda aceptarla sin cuestionarla, sin decirle absolutamente nada de lo que le pasa. Rita como se llamaba mi bisabuela que no conocí pero que en fotos le hace ahora honor al nombre que lleva la perrita, está vuelta loca como siempre porque saldrá a caminar. En ese momento en que mis padre salen y no tengo conferencias online. Llega el silencio, se abre un hermoso silencio en medio de este bosque citadino donde vivo, apago la música y dejo que se abra en mi esta calma. Miro la luz que se filtra por una ventana y que ilumina un par de cuadros que están en el pasillo. ¡Ah pienso en mi casa, todo está en mudanza, en cajas, algunas cosas allá en casa de mi padre y otras acá con mi madre, mi vida se partió en dos y hoy me siento partido en mil pedazos por no saber nada de mis hijos y me llega nuevamente esa trampa terrible que provoca la ansiedad y los mil pensamientos de que todo está mal de que en realidad todo está terriblemente mal en mi vida, una lágrima, sólo una porque no me da para más ese sentimiento de enojo, se escurre por mi cara y pienso en mi novia en esa hermosa mujer que ha venido a alegrarme mi vida y siento un poco de alegría, pero ahí en ese pensar se que estamos lejos que por alguna razón ahora vive con sus padres en otra ciudad y la distancia cada vez filtra más cosas, me siento a un peor. Qué he hecho con mi vida, lo digo mientras miro un cuadro que pinté en esa época donde parecía que todo marchaba bien en mi vida. Lo seguí pensando mientras escuché como mis padres llegaban de caminar y mi padre corría de urgencia al baño, ¿ahora que hago me dice mi madre? y yo queriendo salir corriendo como forrest gump a ver si esto se calma un poco, -¿te ayudo en la comida,? claro la mañana se ha ido y mis padres como niños comen a sus horas. Voy a comprar algo de comer le grité y salí a caminar, ya en el pasillo que da a la calle, me encuentro como todos las calles de esta unidad flores por donde sea, y justo antes de cruzar la avenida que parece carretera en un pueblo abandonado, está esa flor que por más que esté desesperado me atrapa su belleza. Mi cabeza sigue preguntando, ¿qué hice con mi vida? pero ahora se conjugaba el verbo en presente y el juicio se ponía de frente a mi , ¿Qué hago con mi vida, mis hijos, mi hija, mis padres, mi novia, mi obra? ¿qué hago quien soy?, recordé el libro que he estado revisando últimamente, de un hombre que se presume fue como un santo y que asegura que retomando el YOSOY logras ser lo que quieras, pero algo que no me hace sentido y no se si sea mi fe o este momento en que me siento con los bolsillos rotos y siento que todo lo que tengo lo he perdido, ¿qué vamos a comer? la pregunta que la mayoría de las madres se hacen todos los días. No veo nada, sólo lo que estoy pensando y sintiendo y me estoy sintiendo muy mal, así que compro lo mismo de ayer un par de pechugas de pollo unos jitomates y algo de lechuga y acepto que me reclamen por comer lo mismo yo mismo me reclamo y me respondo, es lo que hay no quiero pensar y punto. Entonces regreso a casa, mi madre ya está levantando la mesa, me ayuda a poner todo para comer, yo lo preparo y contesto mensajes resuelvo un copy o un título para una campaña y regreso a la comida, no hablo se que me estoy cargando de enojo de rabia de que todo está mal, y cuando eso sucede en mi todos al rededor la pasan mal, sobre todo yo. Estamos listos para comer, mi padre como muchas veces, da las gracias en latín yo sólo quiero llenar un poco lo que con nada se llena. Estoy listo para que me reclamen por la comida, mi padre empieza  a comer y mi madre también. Ah que rica está la comida dice Coco, mi padre me mira y lo entiende  -te gusta- le pregunto y entendiendo yo también- ¿está riquísimo, gracias hijo? ahí está otra vez este extraño juego de la vida, algo bueno tiene el Alzheimer, le digo a Coco, y ríe un poco, me mira con esos ojitos que han vuelto a tener la mirada de niña ¿qué hijo, que tiene de bueno esto? Que disfrutas este momento,  -no quise explicarle más porque creo que entonces se va la magia de este momento, de este momento que me hizo despertar, me animé y después de comer me puse a cantar, que eso si es algo que disfruto al máximo con  mi madre y ahí en esas canciones que como himnos entonamos con toda fuerza nos olvidamos de todo, de lo malo y lo bueno de la vida. Hoy pude ver en medio de esta vida que vivo algo muy bueno en el Alzheimer, algo que supera esos momentos donde mi madre no sabe ya quien soy, o quienes son mis hermanas. Hoy pude volver a mirar como ella lo bueno de la vida, entender que por más lejos que me alejen de mis hijos está el amor que como una semilla sembré en ellos, y algún día germinará y dará un fruto inquebrantable porque creo que así es el amor,  pero el amor verdadero, ese que no se puede destruir ni quebrar ese que sólo puede expandirse y acabar con el mal. Hoy se que no es tan malo el Alzheimer, porque en realidad nada es tan malo y mientras podamos cantar podemos seguir vivos. 




























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