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EL SERMÓN DE LA CHAQUETA ASESINA Y MI MAESTRO PEDERASTA



 Ayer leí que el director del colegio donde estudié la secundaria fue acusado de pederasta, "He vivido muerto la mitad de mis días”  afirma en una entrevista para el Universal Jorge, el ahora adulto de 32 años. La fecha de la nota es del 2019, es decir al año pasado, algo realmente cercano a estos días, entonces lo gugleo y me doy cuenta que hay más notas sobre Francisco Serrano Limón el Hermano Lasallista quien prefería que le dijéramos Paco. "Cada vez que se masturban le clavan una espina a Cristo"  me vino a la mente de inmediato aquel terrible sermón que nos dio en una capilla y que yo lo llamé el sermón de la chaqueta asesina,  "porque con cada pecado que cometen es una espina para Jesús" era la primera noche de un retiro espiritual al que nos obligaban a asistir. En la secundaria por reglamento escolar o más bien moral,  tenías que asistir a un retiro espiritual, y había tres fechas para cumplir con este requisito indispensable para graduarte; a los dos primeros encuentros iban los niños bien portados y cuidados por mamá, y en el último, íbamos los que no nos quedaba de otra, por lo tanto era más una convención de niños rebeldes y aspirantes al ateísmo, eso sí, puro machín, porque era una escuela de puros hombrecitos. Así que ahí estábamos en la capilla, escuchando a Paco y su terrible sermón, que para darle más drama nos lo dijo con las luces apagadas y deteniendo un cirio pascual que es una vela mucho más gorda de lo normal, la detenía fuertemente en la mano y le alumbraba sólo una parte de la cara, lo cual lo hacía verse más tétrico, y terriblemente satánico. "Hoy por la noche los visitará Jesús, tocará su puerta y les preguntará ¿qué han hecho con su vida? ¿con la vida que el les dio? y ¿qué es lo que van a responder? ¿cuál será su respuesta, si lo único que han hecho es pecar?" Esa noche me sentí un criminal, no sólo por las espinas que según el Monsiuer como teníamos que decirle a los maestros, le había yo clavado a Jesús, sino porque además la cantidad de pecados que se me imputaban me hacían acreedor a una vida en el quinto aro del infierno, ¡qué vida más desafortunada! pensé, y yo que creía que la chaqueta o sea la masturbación era bueno, no sólo bueno, sino lo mejor del mundo, ahora resulta, que era malo, y no sólo eso, que era terriblemente malo -pensé en ese momento con mis 14 años. "Hoy será una noche para pensar, para estar en silencio hasta que Jesús toque su puerta" Nos lo dijo para terminar el sermón y nos mandó a dormir, lo que pensé que sería la primer fiesta de colegas remisos y rebeldes, se convirtió en un velorio ácido y terriblemente desolado. Todos en silencio y como borregos nos fuimos a los cuartos en un convento de monjas.

El cuarto asignado a cada uno era justo para que entrara una cama individual y un pequeño buró lateral donde estaba una biblia y una lámpara. Yo sentí un terrible miedo, y aunque para esa época según yo, había dejado de creer en Dios, la palabras de Paco, el director de la escuela me habían calado muy hondo. Apagué la luz y me metí en las cobijas, no quería saber nada, quería dormir y olvidarme de aquellas palabras que me estaban taladrando la mente. ¿Será que Dios toma sólo lo malo? y ¿quién es Dios para empezar? ¿dónde está si es que existe? y ¿por qué si le pido ayuda no se manifiesta pero eso sí me va a venir a juzgar por hacerme una chaquetitas? no podía detener los pensamientos y mucho menos ese terrible estado de culpa? y por más extraño que parezca tocaron la puerta de mi cuarto; entré en pánico, por supuesto que me asusté, un breve silencio me hizo escuchar mi acelerado corazón, y razoné un poco las cosas, ¿quién podría ser? Entendí en ese momento que la culpa junto con el miedo, son una pócima terrible que te drogan, te pone en un estado de paranoia terrible, ¿cuándo fue la última vez que me masturbé pensé? claro fue un pensamiento ráfaga sólo para estar al día en las cuentas en caso de que tuviera que explicarlo, volvió a sonar la puerta. ¿quién? -pregunté- soy yo pendejo, ábreme- Ezra, mi amigo a quién la vida o más bien las lecciones de la vida, le regalaron rasgos de genio, estaba al otro lado de la puerta, me sentí aliviado, absolutamente aliviado de que fuera él y no Jesús, aunque por otro lado, mi ilógica esperanza quería ver a Jesús, ¡ábreme cabrón! volvió a decirme, entonces le abrí. Ezra, traía puestos unos audífonos y su walkman en la mano, estaba en boxers y en la otra una máscara que aventó de inmediato a mi cama. Entró a mi cuarto, tarareaba una canción de Van Halen, se movía según el con un estilo rockero, pero tristemente era a rítmico, de repente se quitó los audífonos y me miró muy sorprendido, ¿por qué tienes esa cara? -¿cuál?- le respondí de inmediato sin poder esconder mi miedo, -¿cómo que cuál? respondió ya con una risa, asomándose, ¡no me digas que escuchaste a este cabrón del Paco! me quedé callado y recordé que Ezra nos había dicho,  que  ese retiro era un requisito de la escuela pero moral y no tenía nada que ver con lo académico, así que teníamos que hacer un plan para no ser influenciados por ellos; Ezra, a mi forma de ver las cosas era muy adelantado, enfrentaba a los adultos desde otro lugar, no tenía miedo de pelearse con niños o adultos, escuchaba a Joaquín Sabina, a mi me aburría la música de Sabina. - es terrible ese sonido- le decía yo, -suena a viejo- tienes que oír las letras, pon atención en eso, es muy importante- me decía como si fuera el hermano mayor que ha vivido más, pero yo no entendía a qué se refería, porque para mi la música era sentir la furia del rock que me ayudaba a parir los demonios que me comían por dentro, no quería saber de letras, sólo guitarras eléctricas y voces agudas que como un ritual estremecieran todo mi ser, pero lo extraño es que muchos años después entendí las letras de Sabina y pude entender lo que decía Ezra que ahora se doblaba de risa y se burlaba mientras le relataba el discurso de que la chaqueta había crucificado a Jesús, se tiraba en la cama y no paraba de reír y repetía - ¡cómo me lo perdí, cómo me lo perdí! -  aunque ya estaba relajado me sentía enojado conmigo por no ser capaz de discernir a los charlatanes como lo hacía Ezra.  Ponte la máscara y vamos a espantar monjas que en eso quedamos. ¡No, mejor aún! se detuvo y su mirada alumbró el cuarto oscuro de monjita, vamos a tocar puertas, así sentirán que Dios les habla, dejó el walkman y salimos en busca de compinches para la hazaña y después de lograr convencer a un par, empezamos muy sutilmente a tocar puertas, logrando en algunos casos oír como lloraban de miedo y en otros, sólo ver a niños adormilados por el cansancio emocional. La noche se nos fue en risas recordando las reacciones de los niños que habían sufrido un colapso al ser despertados tocando sus puertas. Risas, rock y batallas contra la autoridad, cómo fue la secundaria para mi, mientras los hermanos lasallistas querían convencernos con culpa de que la vocación era seguir a Jesús. -No existen, repitan en su mente, ¡No existen repítanlo para no oírlos! Eso hice los siguientes días, porque prefería la doctrina y bases de Ezra que incluían el Rock, el cual para mi incluía a Beethoven o Mozart que escandalizaron a la sociedad con su propuesta,  pero logran provocar que el espíritu del ser humano se eleve con sus obras, así que prefería reír escuchar Rock y repetir en mi mente ¡No existen como un mantra sagrado para no dejar que adultos abusivos nos contagiaran con sus ideas obsoletas que te hacían sentir como ratas acorraladas en este mundo.  

El sexo nunca ha sido el  problema, es la mente de las personas, y en el nombre de Dios ponen bombas mortales o te quiere pasar el espíritu santo de forma intravenosa, de lo que estoy absolutamente convencido, es que entre más reprimes algo, lo estás condenando más rápido a que estalle en cualquier momento. La chaqueta no sólo se convirtió en el eje de nuestras vidas a esa edad, fue un deporte de competencia para ver quien lograba llegar su semen mucho mas lejos, juegos de adolescentes que no tenían y no tienen porque ser satanizados ni usados en contra de nadie y aunque no pude librarme de algún amigo mañoso que quería que le hiciera chambas de adulto lo cual era ofensivo y totalmente abusivo, no me quedé atrapado en ese estado de culpa, toqué el sonido más agudo de mi ser hasta parir de mi esa sensación de culpa, me vacié y volví a ser puro. 

Yo creo que la gente sobre todo los adultos que siembran culpa en niños o peor aún que abusan de ellos, se meten a un laberinto que tarde o temprano los encarcela y se encuentran con todo lo que hicieron y la historia nunca termina bien. Afortunadamente puedo decir que el tal Paco no se apareció a la mitad de la noche para exigir chaquetita en privado, sin embargo el abuso psicológico penetra de forma más certera y ese sermón claro que dejó huellas, porque fue real, tan real que ya hace treinta años de aquel retiro y aún recuerdo como me paralizó de miedo, tan real como la risa de Ezra al ver mi cara de rata atemorizada, tan real como la cruz que pusimos en la marquesa en medio de ese retiro, lo cual fue una experiencia increíble: entre todos los niños subimos cargando bolsas de cemento y la colocamos justo en la cima, y ahí sigue. Una cruz que representa para mi, aquella generación prodigiosa de amigos y no una religión de hombres cobardes, una generación que tuve la oportunidad de vivir, niños que fuimos capaces de enfrentar el abuso de mentes retrógradas, una generación que dejó huella y me marcó de por vida, una generación que me dio unos amigos, con los cuales me divertí y aprendí lecciones para contar mil historias, reímos más de lo que mi cuerpo podría aguantar. Yo creo nadie debe hablar en el nombre de Dios porque al final se apropian de la verdad y crean sus propias reglas, el sexo se volvió un tabú algo prohibido, por clasificarlo por miedo por lo que sea, "de eso no se habla, lávate tu ese, tu cosita", pero negamos el nombre de pene, vagina de penetración y de esa manera negamos nuestro origen, nuestro milagroso origen que proviene precisamente del sexo, admiro el valor que ha tenido este Papa francisco de cambiar un poco las reglas de la iglesia católica pero yo creo que debería de abrirlas un poco más que se casen y vivan en pareja, que llegue una mujer a ser Papiza, o Máma? ¿cómo se diría si el Papa fuera mujer? Que abran sus votos de castidad y dejen en paz eso de los pecados y la homosexualidad, nadie te puede juzgar,  es posible que sin tantas reglas, sin tanta frontera física y mental podamos encontrar un poco más de libertad y así iluminar mejor el alma de la humanidad. 

Ya Faucault,  aquel filósofo francés que escandalizó al mundo con su pensamiento crítico, advirtió de lo terrible que puede llegar a ser la educación religiosa para no centrarla sólo en la Lasallista, "vigilar y castigar" y dedicó  una buena parte de su investigación a entender estos mecanismos que a nuestros ojos de niños era un sistema que podía darnos un maravilloso nivel académico porque en eso los padrecitos son buenos, pero ¿a qué precio? ¿usando el miedo y el abuso de poder?, ¡ah y la terrible represión! que en la mente de cualquier persona,  en el momento que menos te lo imaginas acaba por explotar de forma fulminante; ahora, yo creo que tampoco podemos ponernos a casar brujas como la santa inquisición y buscar culpables de más, si ya te enterraron mierda en el alma y en la mente, si ya pasaron tus paredes de la razón, lo que hay que hacer es sacarla, filtrarla de tu ser por completo, y aferrarte a que se vaya porque sino te empieza a comer por dentro y como dice Jorge el niño hoy adulto que fue víctima de esto terribles lobos disfrazados de ovejas o peor aún de maestros, sientes que por ese agujero de tristeza, de coraje de rabia,  se te va la vida, y no vale la pena para nada dedicarle más tiempo a quien ya te jodió; creo que el problema no es lo que te hicieron sino lo que tu haces con eso, y claro el problema es que muchas veces el comportamiento de abuso empieza en casa y el círculo es terrible porque en casa te regañan de más y luego no sabes como defenderte de los monstruos en la calle o peor aún, tu empiezas a abusar de los demás, buscado quien te la pague y entonces sigues contaminado de la misma mierda.   

Ahora como padre, como humano en este gran carnaval,  se que siempre nos vamos a encontrar con lobos y tiburones que andan cazando víctimas, la cosa es ¿qué hacemos con eso? ¿cómo podemos instalar en al mente de nuestros hijos, de los niños y niñas, que pase lo que pase, no pasa nada? y que la culpa es una semilla que no germina, no da absolutamente ningún fruto, al contrario pudre lo que sea y hay que sacarla. Tenemos que estar cerca, muy cerca de quien padece algo así, de a quién le toca vivir una experiencia así,  oírlo sólo eso, que saque todo, que lo cuente una y otra vez que lo vea mil veces hasta que se harte, hasta que se de cuenta que por más que lo mires, ya pasó, y que quizá quedará la cicatriz pero ya no sangra. Cerca, muy cerca de quien necesita un abrazo de alma y no de manos, como mi gran amigo Ezra el que se llama igual que yo pero prefiere que le diga así, como aquel poeta que perteneció a la generación perdida, y que un día, sin decir nada se instaló a mi lado y sin hablar una sola palabra se quedó mirando conmigo, como el viento de la mañana movía la tierra hasta hacer un remolino, ahí en ese momento yo miraba como mi vida se había movido tanto que no sabía ni donde estaba parado, ahí, en ese momento que mis demás amigos metidos en sus salones seguían las instrucciones al pie de la letra, Ezra sin decir nada, entendió todo lo que sentía,  nos volamos la mañana en la parte más lejana del inmenso colegio y así en silencio, entablamos un diálogo que hoy en día me sigue revelando tantas cosas que me ayudan a entender quien soy, algo que sin duda me dejó en claro es que a veces el silencio dice mucho más. También entendí aquel día, que la risa y el rock son un gran antídoto contra las extrañezas de la vida.  El padre de Ezra se había muerto y el mío estaba perdido y sólo el y yo podíamos sentir como por dentro corría sangre que nos hervía la razón, pero escuchando una canción de Rock moviendo un poco la cabeza para sentir el ritmo y riendo se puede superar todo, no sólo un momento sino tomar una actitud ante la vida, porque uno puede decidir que hacer con lo que sigue. 

Aquel entusiasta lasallista se tuvo que comer las palabras del sermón de la chaqueta asesina en una bandeja helada de realidad que seguro ya lo ha hecho pagar en parte todo eso y yo hoy que me entero que acaba de morir Eddy Van Halen recuerdo como si fuera ayer que lo mejor de aquellos días no sólo fue descubrir el rock sino pertenecer a la mejor generación de amigos, una generación perdida que fuimos capaces de dejar huella ante la doctrina de los hermanos Lasallistas. 











Comentarios

  1. Excelente bro, saludos de Alfonso Parra

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  2. Excelente, fuimos partes somos uno, indivisa manent

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    1. Hey Oskar, te recuerdo como ráfagas de fuego, allá en aquellos pasillos de la infancia donde nos cruzamos. Abrazo y muchas gracias por comentar.

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