Su punto de vista puso en evidencia algo que no había pensado tan claramente, y me costó reconocer que quizá no recuerdo toda la historia, me molestó, por no decir que me dolió un poco que usara las palabras que conoce de mi, para demostrarme que estaba equivocado, y Sí, que me molestó, porque no debes usar lo que te cuentan para argumentar tu desconfianza, pero luego me di cuenta que yo había hecho lo mismo algunas veces, entonces lo acepté, con un sabor ácido que llegó hasta mi estómago, reconocí que su punto de vista era tan parecido al mío que me cagaba al oírlo que me sacudía y en parte se me hacía insoportable, pero quizá lo que más me estaba taladrando en la mente, era la posibilidad de que me equivocara, de que la versión aquella de ese pasaje en mi vida que aún al contarlo me hacía ver que había mucho que entender, me dejó frío, “es tu versión influenciada por tu carga emocional, te acuerdas sólo a lo que pones atención, y lo he visto cuando noto tu dispersión” me molestó mirarme así en sus ojos, y quería defenderme, quería decir algo, ¿porque no me crees? ¿por qué no simplemente me crees? ¿por qué tengo que demostrarlo? Pero no lo dije, porque creo que eso no se dice? Creo incluso que es terrible defenderse de algo que simplemente no se te olvida, que ojalá incluso no fuera un recuerdo tan claro. Así que aproveché que salió al baño para pensar en lo que me decía y explorar que sentía, y aunque me coqueteaba la idea de tener la razón, recordé que de un tiempo acá y después de ver tantos amigos muertos que se llevaron su razón a la tumba, mejor analizo las palabras que se acomodan en mis sistemas de emoción y las paso por el filtro de la razón, y si son ciertas, si descubren una parte que no quería ver, pues las acepto y reconozco, ¡qué más puedo hacer después de tanta guerra! sino buscar paz, ya no quiero tener la razón sino estar en paz. Pero si descubro que no son ciertas, que son en la profundidad un “no te creo que haya pasado así” entonces recuerdo lo difícil que es hablar y contar las cosas, y ser capaces de llevar eso con claridad ante la tiranía del tiempo que implacable nos quiere borrar la memoria, pero más aún ante la desconfianza de la gente que no te cree, que al final de todo y aunque pongas una narración de los hechos duden de que haya pasado.
Por eso, sólo por eso muchos autores no confiesan el origen de los hechos porque aun cuando eres más transparente y claro no te creen, entonces a veces es mejor dejarlo así, con un velo misterioso que le da incluso una distancia más segura a la historia, porque aún teniendo ojos no ven, recordé aquel pasaje, y antes de hacer un juicio, pienso en las veces que he negado la realidad, que no soy capaz de aceptarla, quizá por lo dolorosa que es, pero más aún que no soy capaz de escribirla, tal vez por que ni siquiera soy capaz de soportarla, pero muchas otras, la mayoría, por temor a ofender a quien estuvo cerca de aquel lugar que crucé, y pueda no gustarle lo que voy a contar, de cualquier manera y al final de todo, sólo es una versión de los hechos de lo que una persona vivió, y después fue capaz de contar, al final lo que me gusta hacer es narrar todos esos momentos que siguen en mi como si hubieran pasado ayer y trato aunque no lo logre de no usar mis historias para vengarme o hacer justicia, prefiero ser, a pesar de todo un narrador que va contando todo lo que su memoria va recordando y que las letras me encuentren y me descubran y sirvan como un espejo para que alguien pueda mirarse sin filtros y por más difícil que sea reconocer, es muy probable que la persona que realmente te ama pueda darte esa mirada aguda que necesitas para completar esa parta de la historia que no puedes entender y te hacía falta para poderla contar.
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