Vibraban sus piernas, algo más allá que su deseo lo hacía levantarse, dejar ese terrible estado de miedo y tristeza que se robaba su aliento. Mira las piernas de esa mujer, le decía al pollo, y el no sólo había mirado sus piernas, retrataba claramente la forma de sus nalgas, el color de su mirada que por la luz de un sol implacable de verano hacia brillar sus cabellos negros como una noche profunda y sínica mirada la de él, que sin forma atraía el brillo de su ojos, y otra vez avanzaba. "no pienses en nada al atacar" no hay más que presente; cárgate del deseo como de la rabia y que te hace cobrar venganza sin mirar nada más, no hay nada más que estar ahí sin esperar nada. Que no te vea que te acerques que no haya ronda de miradas y habrá una batalla de pensamientos que te detendrán, que te impedirán actuar de manera impulsiva, como es el deseo. ¿Qué traes en el pelo? lo dijo sin titubear y como si el diálogo entre ellos ya existiera. Ella lo miró y pensó en la pregunta y dando tiempo un poco de mirarlo, se sintió de inmediato atraída pero pensaba en la respuesta, así que tocó su pelo y el listón rojo que colgaba, ¿esto? le preguntó jugando un poco con la mirada entre verlo a él, y ver cómo los dedos de su mano acarician ligeramente el pelo. Si eso, le dijo él. Es para ver si alguien pregunta" ah vaya un anzuelo, El pollo a lo lejos pegó en el aire sabía que lo había vuelto a hacer, que su misterioso amigo que hablaba poco sin embargo actuaba rápido lo había vuelto a hacer. Toco el listo rojo y subió lentamente hasta tocar su pelo negro, ella suspiró y sintió un poco de temor, un temor y curiosidad, giró lentamente y lo miró a los ojos. ¿qué buscas? ¿qué quieres cazar? Lía se alejó un poco y se asomó para ver si su madre no venía. Regresó a la mirada de él, y se acercó aún más, "a alguien que sepa vivir", que no me tenga miedo. No creo que haya alguien pero si lo encuentro te lo mando, mientras te puedo entretener un rato. Ella echó a reir, trato hecho. Le dio la mano y cuando la iba a soltar la jaló y le arrancó un beso. Ella se resistió un poco, pero en un instante se entregó a el, dejó que su deseo la invadiera, ardía por dentro por ser amada. El la apretó fuertemente y empezó a recorre su cuerpo desde la cintura hasta llegar a sus nalgas, firmes y breves, dignas de una alumna de ballet.
-...entra en el miedo, sólo ahí, en ese lugar está lo que buscas, lo que viniste a aprender- Me lo dijo Marcos, el viejo vagabundo que siempre está afuera del bar, me detuve, porque sus palabras me calaron, lo miré un momento. -¿me hablas a mi? -le hablo a todo el mundo, y aveces alguien me contesta, ¿me invitas un trago? Lo miré y pensé por un momento en invitarlo, pero me distraje con un par de mujeres que entraron, una de ellas traía una falda larga casi transparente y con una abertura que te atrapaba al instante, era como un anzuelo para buscarla, para seguirla, y la seguí. El bar estaba atascado, el espacio es muy pequeño, un curioso garage que se extiende de forma vertical, hasta llegar a una barra, decorada con objetos de taller mecánico, porque lo era, "el taller de Tony" que al morir, uno de sus hijos lo inmortalizó, convirtiéndolo en Bar y dejando todo como estaba, bueno adaptándolo un poquito. Perdí de vista a las mujeres, logré llegar a la barra y pedí una c
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